No podrá ser candidato del PRI aquel que haya sido señalado por corrupción

Por: Leopoldo Tlaxalo Jaramillo

Después de la debacle en la que se encuentra el Partido Revolucionario Institucional por los escándalos de corrupción en los que se han visto envueltos tres de los gobernadores salientes: de Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo, situación que provocó que el PAN se haya apoderado de Estados en los que nunca antes había gobernado, el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza estuvo en Veracruz para dar un mensaje de unidad al interior del partido.  Pero su visita también obedece a que el tricolor está pasando por la crisis más grave en la historia del partido, pues están en riesgo de perder no sólo la presidencia de la República en 2018, sino las alcaldías en 2017. 

Ante el riesgo de que los candidatos emanados del PRI no salgan beneficiados con el sufragio de la ciudadanía en las próximas elecciones, Ochoa aseguró tajantemente que en el proceso electoral del 2017 no se permitirá que los candidatos estén manchados por la corrupción o el desprestigio, pues desafortunadamente para ellos, con los antecedentes de gobernadores corruptos como Javier Duarte de Ochoa, César Duarte y Roberto Borge Ángulo, el partido perdió mucha credibilidad y todos asocian a los militantes del tricolor con la corrupción, deshonestidad y omisión, porque sabiendo la clase de gobernadores que tenían, los priistas no los señalaron públicamente ni los exhibieron como una verguenza para su partido. 

Ochoa Reza dijo que todos aquellos que habian violado las leyes recibirán un castigo ejemplar, pero importan más las acciones que las palabras y el discurso acartonado de un político que tiene la deshonra de dirigir a nivel nacional al partido que durante 87 años se ha caracterizado por la corrupción y falta de transparencia. Su discurso sólo tiene credibilidad entre los militantes y simpatizantes del PRI que aplauden cada uno de los discursos de los líderes del partido, que son capaces de esperar largas horas, sin quejarse, a que lleguen sus líderes para después, -ya cuando están presentes-,hacer largas filas y tratar de burlar la seguridad con tal de tener la selfie con el dirigente nacional del tricolor, como si se trataran de artistas a los que el pueblo no tiene acceso tan fácilmente. 

Desafortunadamente para el PRI los dos últimos sexenios en Veracruz estuvieron marcados por la corrupcción y desprestigio de sus gobernantes, por eso el ciudadano los castigó en las urnas y le dio la posibilidad de gobernar la entidad al PAN, pues se percibe un hastío generalizado entre la población, no sólo en Veracruz, sino a nivel nacional, pues el trabajo del presidente y la percepción que los mexicanos tienen de él, no es la mejor, por lo que analistas políticos han vaticinado que si existen posibilidades de que en 2018 el tricolor pierda la presidencia que recuperó tras dos sexenios panistas.

Decir que los candidatos a las alcaldias de los 212 municipios de Veracruz del proceso electoral de 2017 serán mujeres y hombres con honorabilidad y que no permitirán que participen aquellos militantes que estén manchados por la corrupción no es suficiente, hay que expulsar del partido a esos miembros que representan una verguenza por sus actos ilícitos, pero peor aún, por la impunidad de la que gozan a pesar de haber denuncias en su contra y de estar comprobados sus actos de corrupción.  

Sería muy ingenuo de parte del dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza pretender ganar la mayoría de los ayuntamientos del Estado de Veracruz o hacerle creer a la militancia y a los candidatos que el triunfo del tricolor en las urnas es tan fácil como regalar una despensa o convencer al electorado a través de dádivas económicas. La ciudadanía requiere de discursos que le lleguen al corazón, candidatos que demuestren empatía con los problemas que enfrentan los mexicanos, pero sobre todo que no sean los clásicos priistas que andan saltando de cargo en cargo para mejorar su estabilidad económica sin importar el beneficio de las masas. 

El pueblo veracruzano está enojado con el PRI porque los funcionarios públicos de ese partido,-gobernador, alcaldes, diputados locales y federales, senadores y demás-, le han fallado a su gente, los han defraudado vilmente. La gente apartidista tiene la percepción que todos los priistas están cortados por la misma tijera, -eso lo sabe bien Enrique Ochoa Reza-, quien durante sus recorridos por el país ha recibido comentarios no gratos de la ciudadanía que lo invitan a renovar el partido desde su trinchera y sacar a las manzanas podridas. Es verdad, no es justo que por un mal priista, se juzgue a todos por igual, pero es que ellos no hicieron nada por evitar los excesos de Duarte y sus cómplices. Incluso desde el gobierno federal lo dejaron enriquecerse a manos llenas y hacer su santa voluntad sin que alguien le pusiera límites. No actuaron en su contra en tiempo y forma y ahora sufrirán las consecuencias de sus actos. 

Ochoa Reza llegó unas horas más tarde al evento que tenía programado en el estadio Carlos Serdán Arrechavaleta, del puerto de Veacruz, donde se celebró la comida de la unidad priista, a la que se dieron cita alcaldes, síndicos, regidores, directores, diputados, senadores, líderes de seccionales y todos los priistas que a pesar de la crítica situación en la que se encuentra el partido, siguen ahí confiando en que la imagen del tricolor se transforme para que el triunfo en las urnas esté garantizado. Porque en este momento hasta el más leal y apasionado de los priistas está consciente de que la derrota del partido en las próximas elecciones del 2017 será aplastante, pues el pueblo ya está harto de los candidatos que sólo se aparecen en época electoral y una vez que llegan al poder, -gracias al voto de la gente-, no se vuelven a aparecer ni siquiera para darles las gracias a los que confiaron en él. 

Enrique Ochoa Reza amenazó con volver a recorrer la entidad veracruzana el próximo año, pues se pretende ganar las elecciones de 2017. De lo contrario, sabe que la derrota del PRI en 2018 estaría cantada. 

 

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