Artistas en la política

Por: Leopoldo Tlaxalo Jaramillo

La participación en la política de figuras públicas como artistas, comediantes, luchadores, ex reinas de belleza, futbolistas y demás personalidades que a pesar de su talento, muchos de ellos, no han tenido suerte en su ámbito laboral, es tomado como una falta de respeto por los militantes y simpatizantes de partidos políticos que si se preparan académicamente para obtener un cargo público.

En años anteriores, los partidos políticos han utilizado a las figuras artísticas y famosos para atraer votos en las urnas aunque el costo político por incluir como candidatos a estas personas suele ser muy alto porque los electores que realmente piensan, analizan, leen y tienen conciencia no votarán por un candidato que no tiene la capacidad ni los conocimientos para las actividades legislativas o la gran responsabilidad de ser alcalde o gobernador.

Los usuarios de redes sociales critican que personajes como Paquita la del Barrio, Lupita Jones, Gabriela Goldsmith, Carlos Villagrán, Alfredo Adame, Arturo Carmona, Jorge Campos, entre otros, estén siendo invitados por partidos políticos para ser candidatos a una diputación local o federal, a la alcaldía o gubernatura.

El motivo de la crítica es muy fácil de identificar: no tienen experiencia ni currículum dentro de la política y lo peor de todo es que tampoco tienen ganas de aprender. Lo único que les interesa es cobrar su quincena y gozar de privilegios que nunca obtuvieron en sus carreras profesionales o tal vez si los tuvieron pero ya los perdieron.

El hecho de que un artista sea originario de algún municipio, Estado o demarcación no significa que por tener fama y popularidad vaya a realizar un trabajo digno de aplausos y reconocimientos en la política.

Paquita la del Barrio es una excelente cantante, una mujer que ha sabido invertir su capital económico en bienes que posee en Alto Lucero, Veracruz, pero eso no quiere decir que tenga la capacidad para ser diputada local porque ella misma reconoció que no sabe nada de política y que detrás de ella hay gente que la asesorará en cuestiones políticas.

Se le olvida a Paquita la del Barrio que la política no es una escuela a la que se va a aprender pues ella devengará un sueldo pagado con los impuestos de los veracruzanos y al ser servidora pública está obligada a desempeñar un buen trabajo.

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