Un respiro histórico para nuestro planeta

Por: Javier Herrera Borunda

Muchos son los daños a que ha dado origen a nivel mundial el nuevo coronavirus 2 del Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS-CoV-2) desde que se presentaron los primeros casos, en diciembre de 2019, en la ciudad de Wuham, provincia de Hubei, de la República Popular China, y
especialmente a partir del 11 de marzo del presente año, cuando la Organización Mundial de la Salud, ante la irrefrenable expansión del virus a nivel mundial, tomó la decisión de calificar su presencia como una nueva pandemia de carácter internacional.

Sin la menor duda, lo primero que lamentamos son las más de 660 mil vidas que ha cobrado esta enfermedad hasta en los rincones más remotos de nuestro planeta; desde aquí un abrazo solidario para todas las personas que han perdido a algún familiar o amigo como consecuencia del Covid 19,
así como a las más de 16 millones y medio que han sido infectadas por él en 218 países y territorios del mundo. Por supuesto también recordamos al personal médico y hospitalario que ha perdido su vida en su esfuerzo por salvar la de otros.

Ante este desastre sanitario lo primero a que estamos obligados es a salvar vidas, sin embargo tenemos también la responsabilidad de tener presentes las posibles consecuencias económicas que se van a presentar por el abrupto paro económico que se tuvo que instrumentar para mitigar los
efectos de esta pandemia y que ha dado como resultado una decidida desaceleración de todas las economías del planeta. Los expertos consideran que la recuperación económica para alcanzar el ritmo que llevaba la economía mundial en diciembre de 2019 nos puede llevar décadas, estamos
frente a un futuro realmente muy incierto.

La producción global actualmente está sujeta a cadenas de suministro que se han visto afectadas muy severamente por lo que los mercados demandan activar la producción de inmediato para paliar de algún modo el impacto que está causando la pérdida de empleos y el golpe financiero que están
sufriendo las empresas y los mercados.

La propagación global del virus desde luego frenó en todos los aspectos de nuestras vidas el curso normal de lo que considerábamos cotidianidad. Más allá de los efectos que ha causado en el mundo de la salud y en el económico nos podemos preguntar si algunas de las acciones tomadas para su mitigación han favorecido al medio ambiente o han sido positivas para atemperar el calentamiento global y el cambio climático.

Algunos de los beneficios que ha dejado la pandemia en este renglón se ven reflejados en la recuperación de una serie de ecosistemas que ya presentaban severos deterioros o mostraban fragilidad. Nos encontramos ante lo que podríamos definir como un respiro histórico de nuestro
planeta. Es incuestionable que a partir de la aparición del coronavirus y como resultado del confinamiento social, se ha presentado la mayor caída en las emisiones contaminantes atmosféricas de la que exista registro en la historia contemporánea. Qué prueba tan difícil nos envió la naturaleza
para mostrarnos cuán frágiles somos.

Ninguna otra pandemia o conflagración armada del siglo XX ha tenido un impacto tan determinante en las emisiones de bióxido de carbono, uno de los principales gases contaminantes responsables del cambio climático, en tan poco tiempo. Es cierto, alrededor del sesenta por ciento de los automotores del mundo no circulan por las calles y carreteras, los vuelos de aeronaves han descendido hasta en un noventa por ciento, la ausencia parcial de actividad humana en todos los sectores de convivencia social ha provocado un gran impacto positivo el medio ambiente. Hemos
podido observar que los escurrimientos de agua, lagos, lagunas y mares muestran mucha menos basura, aguas más transparentes y fauna diversa disfruta tranquilamente de su entorno; nuestros bosques han dejado de ser talados en gran medida e incluso los incendios forestales han bajado
radicalmente. Mejoró la calidad del aire y padecemos menos contaminación auditiva.

Ante estos hechos debemos ser muy cautos en el momento de incorporarnos de nueva cuenta a lo que muchos países han definido como la nueva normalidad, ya que los impactos positivos que hemos podido observar en el medio ambiente pueden desparecer si no asumimos que el respiro que vive actualmente nuestro planeta es temporal. Recordemos que en el momento en que esté restablecida totalmente la actividad normal tendremos el mismo número de automotores y de aviones, las mismas calles, las mismas industrias y comercios, y las mismas casas.

Como afirman los expertos, para lograr mantener los índices actuales de bióxido de carbono en la atmósfera, y lograr su disminución debemos mantener una reducción sostenida del diez por ciento a nivel global en el uso de combustibles fósiles. Y aquí nos enfrentamos a un dilema complejo: las dos potencias económicas del mundo, China y Estados Unidos de América enfrentan la destrucción de sus economías por la pandemia y es muy probable que para volver a los niveles de producción que tenían antes de su llegada recurran al uso de los combustibles fósiles para lograrlo de manera rápida. Nos enfrentamos al riesgo de que el uso de elementos contaminantes pueda emerger de esta crisis con mayor agresividad, todo dependerá de nuestra conciencia y responsabilidad colectiva.

Como consecuencia de la escasez de elementos sanitarios para atender la pandemia a nivel global es posible observar que las medidas tomadas en algunos países para desestimular el uso de plásticos de un solo uso, se han dejado de lado, y lo que es también muy delicado es que como resultado de
la pandemia tendremos un aumento considerable en desechos médicos de alto riesgo; en algunas playas empiezan a aparecer tapabocas arrojados al mar, tema muy vergonzoso.

Esta pandemia nos obliga a pensar en las medidas que estamos tomando para evitar una crisis climática en el futuro. De esta enfermedad tenemos mucho que aprender; para el calentamiento global y el cambio climático no existe medicina alguna ni tampoco es posible desarrollar una
vacuna. No debemos descuidar la lucha que ya iniciamos para rescatar nuestro planeta.

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