Siéntase incómodo
Un espacio de expresión… desvergonzada.
POR: Haydée Magallanes Montalvo
La figura de la madre en México tiene un papel ambivalente. Desde que Octavio Paz desentrañara lo más íntimo de nuestra psicología colectiva en El laberinto de la soledad, evidenciando nuestra percepción hacia la figura de la madre como un ser casi sagrado, y las consecuencias sociales que esto implica, maternar en México se ha convertido en una especie de destino impuesto.
Con una realidad que supera cualquier percepción mitológica, somos un país en el que una cantidad escandalosa de niñas se convierten en madres antes de los 15 años (32 nacimientos diarios en niñas de entre 10 y 14 años), asimismo, según datos del INEGI, tenemos a 48 millones de madres cuya edad supera los 15 años. Esto, más que un índice de natalidad, refleja el alto índice de abuso que existe hacia niñas y adolescentes, así como un enorme vacío en cuanto a la Educación Sexual Integral.
Si a esto le sumamos la falta de valentía de la clase política para tomar “al toro por los cuernos” y abordar temas como el derecho a decidir, la impartición de la Educación Sexual, erradicar la violencia contra las mujeres y tomar acciones en contra de la trata de personas, entonces tenemos una bola de nieve que seguirá creciendo y aplastándonos durante muchos años más. El evitar temas poco populares por miedo a perder votos o aceptación pública, ha arrinconado a las mujeres a ejercer maternidades forzadas, soportar abusos y a vivir bajo condiciones de vida precarias.
Es tiempo de que dejemos de sacralizar la figura materna para entenderla como un ser de carne y hueso que no tiene que cargar en su vientre nuestro dolor, ni nuestros vacíos existenciales. Entender la maternidad como un derecho y no como una obligación o una imposición sagrada. Pugnemos por maternidades conscientes, deseadas y nunca más resignadas.
*Comunicóloga, feminista, rockera y con el mal hábito de llamar a las cosas por su nombre.