Carlos Hernández
El que se pasea tranquilamente por Veracruz, Boca del Río y Xalapa es el ex fiscal general de Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras, quien todo parece indicar hizo una negociación con ya saben quien para que no lo metieran a la cárcel, pero parece que su buena suerte ha llegado a su fin porque hay videos, fotografías, documentos y testimonios de peritos y policías ministeriales que podrían vincularlo al delito de desaparición forzada.
De comprobarse que Luis Ángel Bravo Contreras participó en estos delitos, la pasaría muy mal. De lo contrario, si se queda en la impunidad este hecho, los electores se la cobrarían en las urnas a los panistas .
Legalmente no hay una imputación en contra del ex fiscal general del estado, pero su situación podría complicársele porque las dos personas que fueron procesadas: Gilberto Aguirre Garza y Carlota Zamudio Parroquín, estaban bajo su mando.
La Fiscalía General del Estado a cargo de Jorge Winckler imputó en contra de estos sujetos el delito de desaparición forzada, que de acuerdo con el momento en el que tuvieron lugar los hechos, les podría costar hasta diez años de cárcel y una mitad más, por las agravantes, del mismo. Pero eso no es lo peor, ellos ya están detenidos y no se salvan ni yendo a bailar a Chalma.
El que tiene que rezarle a todos los Santos habidos y por haber es Bravo Contreras porque su cabeza pende de un hilo y si se comprueba que él ordenó las desapariciones podría ser detenido si realmente se aplica la ley. Sus asesores le han recomendado huir del país, pero eso no le conviene porque sería muy evidente su huida y más se le castigaría por ese delito.
Aquí influirá mucho la ciudadanía, quien deberá salir de esa indiferencia que la caracteriza y hacer manifestaciones para pedir la cabeza de Luis Ángel Bravo Contreras, que no lo dejen en libertad, porque ese hombre estando en la calle, aun sin poder, representa un peligro para los veracruzanos.