Afrodescendientes: porque sí su reconocimiento constitucional

Por: Pedro Peña Molina

En los últimos meses he escuchado y leído la idea de que los derechos humanos no son avances sustanciales, legítimos, propios, reales, etc., de los las personas sino arreglos de las cúpula del poder. Si bien, comparto parte de esta idea, sí creo que hoy se goza de niveles de bienestar social e individual muy por encima de los que gozaron generaciones pasadas y ese acto es el que debemos aprovechar. Mientras se discute este asunto en los foros académicos lo cierto es que lo que tenemos, debemos defenderlo y buscar que se incremente. ¿Cómo? Realizando esta tarea muy concreta pero compleja; definir, sistematizar y socializar los derechos humanos, en especial los de las minorías que durante años han sufrido vejaciones, maltratos y discriminación. Un ejemplo, la población africana y sus descendientes. No debemos olvidar que han pasado solamente en promedio 50 o 60 años desde que en los Estados Unidos de América, el país paladín de los derechos humanos, existían lugares para personas blancas y de color. Y que no llegamos ni a siglo y medio de que en ese mismo lugar eran vendidos como objetos que podrían ser poseídos y comercializados. Y esto era una verdad absoluta. En la actualidad en México existe una fuerte discriminación hacia las personas de piel oscura. Incluso incide en las posibilidades de ascenso social y económico. Eso es lo que el hombre puede hacer por sus semejantes. De ahí la importancia de sistematizar, definir y socializar estos derechos. Por eso la importancia del llamado de la Comisión Nacional de Derechos Humanos a través de su Presidente, Luis Raúl González Pérez, al Congreso de la Unión y a las legislaturas locales de los estados para reconocer dentro de sus marcos constitucionales a estos grupos, con lo cual se busca ir erradicando la discriminación y el racismo que sufre este sector.

Esto en el marco del Decenio de los Afrodescendientes establecido por la ONU en el 2013, mismo que abarca de 2015 al 2024 y que obliga a nuestro país a realizar acciones en favor de este grupo de población. En México viven un millón 381 mil 853 personas afrodescendientes según datos de un estudio elaborado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), denominado “Perfil Sociodemográfico de la población afrodescendientes en México”, lo que significa que uno de cada cien mexicanos tiene este tipo de origen. En el Congreso del Estado de Veracruz se han presentado dos propuestas relacionadas con el tema, una por parte de la diputada perredista Yazmin Copete Zapot y otra por la legisladora del grupo parlamentario de Acción Nacional Mariana Dunyaska García Rojas, que buscan combatir la discriminación y lograr su reconocimiento constitucional. Hasta el momento se encuentran ambas en comisiones

El 3.3% de la población Veracruzana reconoce algún origen afrodescendiente lo que coloca a nuestra entidad en tercer lugar nacional en este rubro, superado por Guerrero que tiene el 6.5 en primer sitio y Oaxaca el 4.9 en segundo lugar. Aunado a los anteriores estados también existe presencia en el Estado de México, Ciudad de México y Nuevo León. En conjunto estas entidades concentran cerca del 86% de la población. Los municipios de Guerrero, Oaxaca y Veracruz, donde reside esta población, según el Coneval padece, altos niveles de pobreza, no cuentan con servicios de salud y educación adecuados y carecen de viviendas con todos los servicios adecuados. En el caso de Guerrero y Oaxaca, los grupos afrodescendientes ya cuentan con reconocimiento dentro de sus Constituciones Locales, en el nuestro que fue el primero que tocaron cuando llegaron al continente americano es motivo de justicia social que se haga.

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