Manifestación: necesaria en un Estado de Derecho

Por: Pedro Peña Molina

No hay Estado sin derecho.
¿Qué lleva a las personas a manifestase?
            Una inconformidad o una insatisfacción de algún derecho que consideran legítimamente propio. Cuando una persona decide salir a las calles, generalmente, es porque ya agotó los medios formales para expresarse y no fue escuchada.  En el caso de los vecinos del fraccionamiento Costa Dorada de la ciudad de Veracruz lo hicieron por la falta de agua que venían padeciendo por largo tiempo sin que las autoridades les dieran una solución clara.

Si bien, debemos considerar todos los factores que rodean al hecho como la acción irresponsable y fraudulenta por parte de los fraccionadores que en su ambición por ganar dinero no les importa vender casas que saben no cuentan con las condiciones necesarias para ser habitadas y que dejan, sínicamente, esa carga en manos de las autoridades, esto no resta peso a la acción represiva que el gobierno realizó.

El derecho a la manifestación pública no está explícitamente reconocido en nuestro texto constitucional, sin embargo, encontramos dos preceptos que hacen referencia a esta situación. El artículo 6° nos habla sobre la libre manifestación de las ideas y que ésta no debe ser motivo de ninguna inquisición judicial y administrativa. Por su parte, el 9°, se relaciona, al proteger el derecho de asociarse cuando afirma que No se considerará ilegal, y no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga por objeto hacer una petición o presentar una protesta por algún acto, a una autoridad, si no se profieren injurias contra ésta, ni se hiciere uso de violencias o amenazas para intimidarla u obligarla a resolver en el sentido que se desee. Como vemos, nuestra Constitución sí contiene principios que consagran el derecho a manifestarse.

Por otro lado, es correcto actuar para salvaguardar la libertad de libre tránsito de las personas que se ven afectadas por acciones de protesta, o los intereses económicos afectados. Algunos afirman que debe utilizarse la fuerza pública para disolverlas afín de garantizar el Estado de Derecho, no obstante, olvidan que éste busca la protección de todas las garantías sin favorecer a ninguna. No es más importante preservar el dinero de algunos pisoteando los derechos de los demás. 

         La sociedad requiere necesariamente de la existencia de válvulas de escape a los problemas que la aquejan, no puede esperar el gobierno que ante la falta de soluciones las personas sean pasivas. De ahí que existen algunas propuestas doctrinarias para el reconocimiento del Derecho humano a la protesta social. Los Estados modernos deben regirse por la libertad para expresar ideas, principalmente las contrarias incluso sean de minorías.
Un gobierno que no agota el diálogo en la solución de conflictos, que no es capaz de convencer cuando compromete su actuar tiene serios problemas de legitimad por un lado y capacidad por otro.

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