Observador veracruzano
El que es un sinverguenza es el gobernador Javier Duarte de Ochoa, quien después de que ya perdió sus derechos partidistas como miembro del PRI, parece que lo que sucede a su alrededor le hace lo que el viento a Juárez, pues ni suda ni se acongoja, tal parece que todo le vale.
En lugar de mantenerse callado después de la sanción que le impuso su partido y todos los escándalos que ha protagonizado, todavía se atreve a decir que son grillas y dimes y diretes, ni siquiera tiene la humildad para reconocer que se equivocó y mucho menos, reconocer que se merece que le hayan quitado sus derechos. “Cuando nos distrae la política, la grilla y los dimes y diretes, nosotros respondemos con trabajo, resultados, lo demás se queda en el anecdotario”, expresó.
Duarte de Ochoa tuvo un evento este martes en el patio central de Palacio de Gobierno, donde se negó a ofrecer entrevistas a los reporteros que esperaban una declaración suya. El gober estuvo acompañado de alcaldes, diputados locales y federales, delegados federales y algunos secretarios, como para demostrarle a la ciudadanía que no está solo como muchos han dicho en sus columnas y notas periodísticas. “Me siento muy orgulloso y satisfecho de compartir este espacio con empresarios, compañeros de trabajo con quienes hemos generado una sinergía, con los alcaldes que han aportado su granito de arena”.
En su twitter no dice nada sobre el castigo severo que le dio su propio partido. Prefiere hacerse guaje y pensar que la vida es color de rosa, que terminará su periodo de gobernador sin que las denuncias que existen en la PGR en su contra prosperen, pero para su desgracia todo apunta a que esta ocasión el gobernador no saldrá de este lío en el que está metido hasta el cuello.