De la falta de autocrítica al plagio

POR: Pedro Peña Molina. 

 

El tema de la semana sin duda es el plagio cometido por el Presidente Enrique Peña Nieto al copiar el 29% de su tesis para obtener el título de licenciado en derecho, información presentada por la periodista Carmen Aristegui en su portal de noticas y que ha suscitado una serie de comentarios y críticas en muchos sectores de la sociedad. Y al parecer ya se podía esperar, partiendo de los terrible yerros que cometió al intentar nombrar sus tres libros y autores que habían marcado su vida durante la Feria Internacional del libro de Guadalajara en años anteriores, criterio retomado, por cierto, por la periodista al anunciar el reportaje.

En la ley de derechos de autor no se menciona la palabra plagio, sólo se hace referencia a la reproducción de obras o la sustracción de material por lo que su comprobación es sumamente complicada y en el caso de los trabajos universitarios como las tesis, la mayor sanción tendría que venir de las propias instituciones. Aunque se trata de un caso grave, debemos reconocer que se da con mucha regularidad en nuestro país. En muchas ocasiones los profesores universitarios tienen tanta carga de trabajo que apenas y leen los trabajos que les presentan sus alumnos o algunos simplemente, no lo hacen. Esta falta de disciplina al revisar los textos universitarios es de dominio social. De ahí que dentro de los famosos “memes” en redes sociales creados ante el hecho se maneje, “Peña Nieto tiene suerte de que Carmen Aristegui haya leído su tesis porque la mía ni mi asesor la leyó” , frase que muestra la falta de rigor en la materia por parte de muchas universidades. 

Es una cuestión de ética profesional, de falta de autocrítica y congruencia, valores que se encuentran ausentes en muchos círculos de nuestra sociedad. Cuántas personas que hoy ostentan un título profesional hicieron lo mismo, sin embargo, señalan y critican al Presidente por su situación. Claro es que no tiene defensa como verdad es que vemos errores de los demás pero somos omisos con los propios. También debemos preguntarnos ¿Cómo es que una persona que no tiene capacidad para escribir su tesis o citar a sus tres autores preferidos pudo llegar a gobernarnos? Pero de igual manera en toda la estructura de los diferentes niveles de gobierno, aseguro, existen personajes como éste. En muchas de las posiciones encumbradas de grandes empresas seguramente deben estar también. ¿Cómo lo hicieron? La respuesta está en la sociedad misma; premia el amiguismo, compadrazgo y los intereses de grupo por encima de la capacidad y el trabajo.

Sobre el tema, la revista Nexos publica una serie de artículos sumamente interesantes sobre la cultura del plagio en nuestro país y como no ha podido controlarse y en ocasiones es hasta tolerado. En el mismo número presentan un trabajo hecho con antelación donde proponen una serie de medidas para prevenir y castigar este fenómeno. En esas se encuentra; contar con un sistema de digitalización de trabajos de tesis, que las universidades castiguen más severamente estos actos, que en los trabajos de investigación y universitarios se premie más la calidad que la eficiencia terminal. Pero como lo mencione anteriormente, la mejor manera de evitarlo es mostrando calidad, ética y autocritica. Debemos reconocer que muchos chicos se presentan a un examen profesional sin dominar siquiera el tema de su trabajo y son tolerados. Una sociedad comprometida con la ética, que cuente con autocrítica y sea dedicada, tendrá la madurez de elegir gobernantes con esas características.

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