Observador veracruzano Leopoldo Tlaxalo
Con el orgullo y la satisfacción reflejada en su rostro, el maestro de canto Marcos Merodio aseguró, en entrevista exclusiva a NOTIVER, que cinco alumnos suyos fueron seleccionados para participar en el reality show La voz México que se transmitirá en televisión nacional en un par de meses. “Nosotros sacamos a los mejores cantantes de Veracruz”.
Marcos Merodio se siente satisfecho porque en anteriores programas de televisión enfocados al canto que realizan castings en toda la República Mexicana, nunca habían sido seleccionados tantos alumnos de su academia. Abril Cano Ronquillo y Abril Miranda, una niña de Tlacotalpan, representarán a Veracruz en La voz México Kids, en el que los concursantes son niños, mientras que Erick Balboa, Alexis Rebolledo Mendoza y Martín Rascón harán lo posible por ganar el concurso en La voz México poniendo el alto el nombre de Veracruz. Merodio explicó que lo que buscan los jueces son voces bien colocadas y un estilo definido.
El tenor les da clases a sus alumnos en uno de los salones del sindicato de la Comisión Federal de Electricidad ubicado en la calle Paso y Troncoso de la zona centro de Veracruz. Agradece el espacio que les brinda el líder Lorenzo Piedra, quien no le cobra un solo centavo por utilizar sus instalaciones. Imparte clases de lunes a viernes, escucha el tono, timbre y color de voz de cada uno de sus pupilos. Con sólo escucharlos una vez, se da cuenta si tienen o no talento y si llegarán lejos o les costará más trabajo alcanzar la cima del éxito. Hay cantantes que aunque no gocen de buena voz, cantan con tal sentimiento que pueden provocar emociones encontradas en quienes los escuchan.
El maestro recibe a sus alumnos, el 90% de ellos están becados, sobre todo aquellos que no cuentan con recursos económicos y tienen buena voz. Le han llegado alumnos ricos que aportan algo a la escuela MM, al ver las carencias que tiene. Marcos Merodio presume que fue maestro de Yuri, la jarocha que actualmente es conocida a nivel internacional. También le dio clases a la niña Nicole Gatti, quien amenizó la velada de coronación de los reyes infantiles del carnaval de Veracruz. Merodio sigue conservando la calidad en sus cuerdas vocales, puede cantar “Granada”, “Carmina Burana” y otras canciones más, magistralmente.
Merodio no recibe apoyo económico de gobierno del Estado ni mucho menos de la administración peñista. A Duarte no le interesa la cultura, es un tipo que sólo está preocupado en robarse más dinero para que cinco generaciones de su descendencia no tengan que preocuparse por trabajar. El gobernador si conoce a Merodio pero nunca ha ido a visitarlo a su escuela para ponerse a sus órdenes o de perdido para ver si lo puede enseñar a cantar. Si no ha demostrado talento como economista ni como político, por lo menos que intente cantar, aunque con esa vocecita… Duarte se imagina que tal vez si visita a Merodio podría pedirle algún apoyo económico para su escuela, pero no es así. Los amantes de la cultura no quieren dinero, lo único que quieren es que volteen a verlos y que los tomen en cuenta para proyectos que pongan en alto el nombre de Veracruz a nivel internacional.
“CONACULTA y la Secretaría de Cultura ya están volteando los ojos hacía mí. Mi gusto ha sido por enseñar a las voces populares. Por cada cantante de bell canto, hay mil de música popular y este tipo de música la escuchas todos los días en radio y la ópera sólo se escucha en conciertos selectos. Mi alumna Abril Cano canta ópera. En las escuelas de gobierno que reciben dinero no sacan ningún cantante….”, expresó Marcos Merodio, quien lamentó que a los ricos les falte amor e interés por la cultura, pues a los empresarios lo único que les interesa son sus negocios y ni por error se asoman a ver que está haciendo gente como Merodio por los jóvenes talentosos en un área de la cultura como la música.
El maestro de canto no pertenece al selecto grupo de personas que reciben dinero por formar parte de una institución. Recordó con nostalgia que durante su juventud tuvo que irse de Veracruz porque aquí nadie lo enseñó a cantar.