Observador veracruzano

Mientras le estaban aplicando la hemodiálisis en la Clínica Gifyt, el señor Roberto Gómez Silveira perdió la vida pues desafortunadamente se fue la luz y el apagón provocó que dejaran de funcionar los aparatos con los que se hacía el servicio de hemodiálisis.
La clínica Gifyt está ubicada en la avenida Miguel Ángel de Quevedo entre J.M. García y J.P. Silva, en la colonia Formando Hogar. La empresa fue beneficiada con la concesión del servicio de hemodiálisis por el Instituto Mexicano del Seguro Social, pero los pacientes que reciben este tratamiento se quejan que los encargados de aplicar las hemodiálisis trabajan en condiciones insalubres.
La muerte del paciente Roberto Gómez Silveira se registró la mañana de este sábado. En ese momento todo era un caos en la clínica, pues no se habían enfrentado a una situación similar. Al ver que ya no podían aplicar los tratamientos por la falta de energía eléctrica, los encargados de la clínica movilizaron taxis para llevarse a los pacientes y que este asunto no se volviera un escándalo o que se fueran a asustar con los hechos registrados.
La esposa de don Roberto es la luchadora social Socorro Barrientos Martìnez, quien narró con lágrimas en los ojos que su esposo de 61 años de edad murió a causa de la negligencia y el tráfico de influencias por parte de quienes operan la clínica Gifyt. A pesar del dolor que la embargaba, Socorro prometió que no descansará hasta que se le haga justicia pues la muerte de su esposo pudo haberse evitado porque todavía era un hombre relativamente joven que podría haber vivido muchos años más controlando su enfermedad con verdaderos profesionales de la salud.
La ahora viuda explica que jamás imaginó que su esposo fuera a ser víctima de negligencia médica, pero no piensa quedarse de brazos cruzados, Tocará las puertas de los encargados de la Salud en el gobierno estatal y federal para dar a conocer su caso y prevenir a los pacientes de lo que puede ocurrirles si continúan con el servicio de hemodiálisis en esa clínica, la cual no cuenta con planta de energía eléctrica para continuar brindando el servicio, por lo que puede ocurrir otra desgracia si se vuelve a ir la luz.
La clínica está ubicada en la Plaza Tecno, enfrente del Instituto Tecnológico de Veracruz. A este lugar llegó don Roberto. Su esposa narró que a las 10:30 am, en el momento en que Roberto era dializado junto con otros pacientes, se fue la luz y las máquinas comenzaron a hacer sonidos de alarma, lo que despertó la atención de toda la gente, quienes mostraron preocupación.
“15 minutos después la luz regresó, pero se interrumpió nuevamente a los 10 minutos, por lo que los pacientes comenzaron a sentirse mal y mi esposo no soportó, le dio un infarto mientras era atendido en el piso en un calor sofocante”, relató Socorro Barrientos, quien añadió que en la sala de espera había un intenso calor de más de 50 grados.
Al ver que se había ido la luz, familiares y pacientes se alarmaron y exigieron a la administración de la clínica que echara a andar la planta de energía eléctrica, pero el inmueble no cuenta con planta de energía alterna, lo que pone en riesgo la vida de los pacientes. Una carroza fúnebre llegó por el cuerpo de don Roberto, ante la impotencia de su esposa, quien considera que no están dadas las condiciones para que la clínica siga ofreciendo tratamientos.
El cuerpo de Roberto fue velado en la capilla de la funeraria ubicada en la avenida Gonzalez Pagés en el puerto de Veracruz. Fiel como un soldado después de haberle dedicado los mejores años de su vida y haber compartido las buenas y las malas, doña Socorro no se movió del lugar donde velaban el cuerpo de su esposo y ante el atáud le prometió que su muerte no quedará impune.
Socorro es una luchadora social, agregó que la clínica enfrentará una demanda por negligencia y los directivos del IMSS en Veracruz tendrán de explicar ante tribunales porque le dieron la concesión del servicio de hemodiálisis a una empresa que no cuenta con planta de energía alterna.
“Se supone que las cosas iban a cambiar, pero veo que no fue así y siguen repartiendo negocios a familiares y amigos, a costa de la vida de los demás”, reiteró entre lágrimas Socorro, quien insistió en que la clínica trabaja en precarias condiciones y no se hicieron responsables de la muerte de su esposo.