Carlos Hernández

Después de las declaraciones del padre Alejandro Solalinde en su reciente visita a Veracruz en las que puso el dedo en la llaga y denunció públicamente que obispos y sacerdotes sabían todo lo relacionado con los desaparecidos y las fosas clandestinas y prefirieron callar para quedar bien con el gobierno, el vocero de la diócesis de Veracruz, Víctor Manuel Díaz Mendoza negó tajantemente lo que dijo Solalinde y le pidió que no señale a obispos y sacerdotes pues él no está en Veracruz y por lo tanto no sabe lo que aquí sucede. Díaz considera que Solalinde sólo se deja llevar por lo que le dicen terceras personas pero no investiga que es lo que realmente pasa en Veracruz.
Al padre Víctor no le queda otro remedio que defenderse y decir que no es cierto lo que dijo Solalinde pues aunque la iglesia católica no lo quiera reconocer, estas declaraciones hechas por Solalinde, quien es considerado un líder de opinión, mermaron la poca credibilidad que tienen los sacerdotes y obispos en la entidad veracruzana. Víctor Díaz apladió que Solalinde apoye a los migrantes y a los familiares de los desaparecidos pero le recomendó que no destruya con sus comentarios a otros homólogos suyos, pues entre los miembros de la iglesia católica no deben existir competencias. Víctor Díaz debería tratar de imitar las buenas acciones que realiza Solalinde a favor de los más desprotegidos y vulnerables, pues pocas veces se ha acercado a los familiares de los desaparecidos y a los migrantes y no tiene una relación estrecha con ellos que necesitan tanto de un guía espiritual. Ciertamente no es responsabilidad de la iglesia atender los problemas de inseguridad, pero hay personas que sólo necesitarían de él una palabra de aliento. Al padre Víctor, dicen los que lo conocen y que no tienen el valor de decirle cara a cara lo que piensan de él, le haría mucho bien dejar de rozarse tanto con la clase política como lo hizo en las anteriores administraciones y atender más a las personas de escasos recursos, escuchar lo que la gente del pueblo tiene que decir. Obviamente el padre Víctor negó que ellos como representantes de la iglesia católica hayan recibido regalos de los anteriores gobernantes. No lo van a decir públicamente pero hace algunos años se le veía muy cerca al padre Víctor de Fidel Herrera y Javier Duarte y hay archivos fotográficos de una ocasión que vino Raúl Di Blasio a la Catedral y se le vio muy cerca al sacerdote de Fidel Herrera. Nadie puede asegurar que hayan recibido regalos de Fidel, pero este señor era muy dado a ser generoso con aquellos que le servían y le endulzaban el oído con halagos inmerecidos.
En general el padre Victor nunca ha señalado a los malos gobernantes y su silencio, desafortunadamente, lo ha vuelto cómplice de la clase política que sólo busca el poder para enriquecerse. En vez de contestarle a Solalinde, Víctor Díaz debería reflexionar sobre lo que han hecho mal los representantes de la iglesia y tratar de enmendarlo. Pero sobre todo, analizar lo que está haciendo Solalinde para tratar de imitarlo porque por algo es una figura respetada y querida entre los veracruzanos y en otros Estados de la República, mientras que los sacerdotes y obispos veracruzanos se han preocupado más por quedar bien con la clase política y han dejado de lado la labor social a favor de los más necesitados.
Díaz Mendoza, rechazó también que jerarcas de la Iglesia hayan recibido regalos de gobernantes y que hayan sido sus “capellanos” particulares.