Leopoldo Tlaxalo

Integrantes de la coalición estatal LGBTTTI Veracruz apoyan la iniciativa de ley de reforma integral al Código Civil de Veracruz, que presentó en el Congreso del Estado la diputada Mónica Robles Barajas con el propósito de que se modifique el artículo 75 y legalmente puedan casarse las personas del mismo sexo sin necesidad de tramitar un amparo, el cual cuesta entre ocho mil y doce mil pesos.
Si esta iniciativa es aprobada, las uniones entre personas gays y lesbianas serían catalogadas como matrimonios igualitarios y de esta manera las parejas homosexuales tendrían los mismos derechos que las parejas heterosexuales.
Pero como siempre pasa en estas iniciativas que benefician a las personas de la comunidad LGBTTTI, la iglesia se opone rotundamente a que ellos tengan los mismos derechos que los demás ciudadanos. Miguel Ángel Llinas, representante de la coalición estatal LGBTTTI, exige a los representantes de la iglesia que no controlen al Congreso ni a los diputados.
“Nosotros queremos que la iglesia no siga controlando al Congreso, queremos que la iglesia no siga controlando las decisiones de los diputados porque ellos tienen que gobernar para todos”, subrayó Llinas, quien no está de acuerdo en que los representantes de la iglesia manipulen a los diputados y éstos terminen haciendo lo que la iglesia quiere, pues por esta sumisión de parte de los diputados hacia el clero se han congelado muchas iniciativas que benefician a los integrantes de la comunidad LGBTTTI.
La reforma al Código Civil de Veracruz contempla la modificación del artículo 75 para que el matrimonio deje de ser considerado como la unión entre un hombre y una mujer para que sea catalogado como la unión de dos personas.
En otro tema, Llinas comentó que en lo que va del año se han registrado seis crímenes de odio en contra de la comunidad LGBTTTI, siendo el más reciente el de un joven que fue ejecutado salvajemente. Los crímenes de odio desafortunadamente han quedado impunes. Podrían haberse registrado más atentados en contra de hombres gays o mujeres transexuales pues no siempre son catalogados como crímenes de odio por las autoridades, quienes a veces los clasifican como crímenes pasionales u homicidios.