Leopoldo Tlaxalo

El cuerpo sin vida del comerciante Alejandro San Cristóbal Tenorio, dentro de un ataúd, llegó a las calles de Cortés y Bravo, ante la mirada de tristeza e impotencia de sus compañeros comerciantes y personas que compran sus productos en esa zona del mercado, quienes conocían a Alejandro y lamentan que haya tenido un trágico desenlace su existencia. Alejandro era un joven comerciante de licuadoras, como cualquier otro de la zona de mercados, que se ganaba la vida decentemente, pero en mala hora un ladrón le arrebató su celular y él, por tratar de recuperar su teléfono móvil, perdió la vida, pues al enfrentarse al ladrón, éste lo atacó con un arma punzo cortante y el comercianrte perdió la vida de manera instantánea, ante la mirada de asombro de testigos del lugar, quienes no pudieron hacer nada por impedir que se realizara esta acción.
Cuentan algunas personas que prefieren que su nombre permanezca en el anonimato por temor a las represalias, que la zona de mercados se ha vuelto un lugar por el que circulan los rateros en busca de sus víctimas, les arrebatan la bolsa, cartera o billetera, el celular, la computadora y todos aquellos objetos de valor que les sirven para revenderlos en el mercado negro y obtener unos cuantos pesos que les permitirá vivir holgadamente unos días, para después volver a delinquir.