
El joven biólogo Alejandro Salazar, quien impartía clases a alumnos de secundaria y bachillerato del Instituto Olmeca ubicado en la avenida Río Papaloapan de la colonia Lomas de Río Medio fue despedido por considerarlo un mal ejemplo para la juventud debido a que portaba unos tenis blancos con los colores de la bandera de la comunidad LGBTTTI.
Alejandro Salazar no se quedó de brazos cruzados después de que lo despidió sin darle un finiquito o liquidación el licenciado Pedro García Narcia, dueño y director del Instituto Olmeca, quien cometió un acto de homofobia y discriminación en contra del biólogo, quien acudió a la junta de conciliación y arbitraje buscando una conciliación con su ex jefe, pero éste no ha acudido a los citatorios.
El afectado, quien reconoció abiertamente tener una orientación sexual distinta, dijo sentirse orgulloso de ser gay, pero en su rostro se asoma la tristeza e impotencia porque no es la primera vez que un miembro de la comunidad LGBTTTI sufre este tipo de discriminación en instituciones educativas pues todavía hay directores y rectores con mentes retrógadas que no ven con buenos ojos a las personas de la comunidad LGBTTTI y obstaculizan su formación profesional en la docencia.
Otras instancias a las que acudirá el afectado es a la Comisión Estatal de Derechos Humanos y a la CONAPRED, Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.El joven se está asesorando legalmente y cuenta con el apoyo de la asociación civil Soy Humano, un grupo activista LGBTTTIQ+ que está a favor de los derechos humanos de sectores vulnerables, quienes manifiestan su condena y repudio al acto homofóbico y violencia laboral que sufrió el biólogo Alejandro Salazar, de parte del director del Instituto Olmeca de Veracruz el pasado 12 de agosto.
Alejandro fue cuestionado por traer un arcoíris en sus tenis y sobre su orientación sexual. Se le arrebató de las manos su celular para evitar que grabara el momento en que su jefe lo corrió sin un argumento válido pues profesionalmente no tenían queja de su desempeño laboral.
El joven fue despedido con lujo de arbitrariedad, negándole una carta de recomendación, sus documentos donde venían datos de sus clases y el pago correspondiente a su quincena. Tenía 7 meses laborando en esa escuela bajo el régimen de honorarios, por lo que no tenía forma de exigir sus derechos laborales. Lo echaron a la calle como si fuera un delincuente y lo bloquearon de las redes sociales escolares. Estos actos discriminatorios están motivados por estigmas, prejuicios y creencias que humillan y/o transgreden los derechos humanos y los derechos laborales que dictan nuestras leyes.
El acto de homofobia de Pedro García Narcia, dueño y director del Instituto Olmecas podría ser castigado si se aplicaran las leyes. Le dijeron que era un mal ejemplo para los niños y adolescentes por traer el arcoíris en sus tenis, lo cual, pues según el director promueve la ideología de género y considera a la homosexualidad como una enfermedad.El Estado mexicano tiene el deber de garantizar el combate a toda forma de discriminación, de acuerdo a nuestra Constitución Política, los Tratados Internacionales y el Derecho Universal.
“Es inaceptable que estos actos de homofobia se sigan dando dentro de Instituciones, que, aunque sean privadas o religiosas, están obligadas a hacer respetar el derecho a la igualdad y no discriminación por orientación sexual que marca el artículo 1° de nuestra Carta Magna. Ninguna institución educativa debe permitir la práctica de actos homofóbicos, en un Estado que ocupa el segundo lugar en crímenes de odio por identidad de género y orientación sexual. Enseñar y poner el ejemplo del respeto a la diversidad sexual desde la etapa escolar, no es imponer ideologías, al contrario, es necesario para acabar con la homofobia. Hacemos un llamado a Derechos Humanos, a las autoridades educativas y a las autoridades laborales para que revisen las condiciones en que están contratando personal docente las instituciones de educación privada en Veracruz, pues no es la única en la que existen violaciones a los derechos del trabajador, aunque en la mayoría de los casos no se denuncien.