Leopoldo Tlaxalo
A pesar de que está prohibida la venta de cohetes en el puerto de Veracruz por lo que ocurrió en Juan Soto e Hidalgo el 31 de diciembre de 2002, en muchas colonias porteñas la noche de este 24 de diciembre se observó a niños y jóvenes jugando con pirotecnia poniendo en riesgo su integridad. Lo peor del caso es que lo hacen con el consentimiento de sus padres, quienes ven que sus hijos están jugando con fuego y no hacen nada por evitarlo. Estos fuegos artificiales provocaron miedo y estrés en los perros y gatos que estaban cerca del lugar de los hechos y salieron despavoridos porque no soportan el sonido que provocan los explosivos. Los niños y jóvenes que juegan con pirotecnia sólo entenderán que no deben hacerlo cuando pierdan una extremidad o sufran fuertes quemaduras.