
La iglesia católica se encuentra de luto por el sensible fallecimiento del sacerdote Rafael Orozco, quien dejó de existir a consecuencia de una enfermedad grave que mermó su salud durante los últimos años.
A pesar del padecimiento que le aquejaba, el padre nunca dejó de difundir el evangelio y el amor de Dios.
Los veracruzanos recuerdan al sacerdote oficiando misa y enseñando el amor de Dios en la parroquia San José del municipio de Lerdo de Tejada y en la parroquia de San Juan de los Lagos ubicada en la colonia Revolución del municipio de Boca del Río.
Las personas que actualmente tienen 60 años o más lo recuerdan como un hombre que orientaba a los jóvenes con consejos, recomendaciones de lecturas y guiándolos por el camino del bien.
La gente lo conocía como “Fallito”. Sus seguidores eran desde los niños y jóvenes hasta los adultos , quienes encontraban consuelo y una palabra de aliento cuando lo buscaban.
Sus palabras llenaban de paz espiritual a quien escuchaba sus oraciones de sabiduría. El presbítero daba caridad a los pobres como lo hacen los verdaderos hombres de bien, sin difundir en los medios de comunicación o en las redes sociales sus buenas acciones. Los únicos que sabían de la caridad otorgada eran el beneficiado, gente cercana al padre y él mismo.
Rafael Orozco era famoso a nivel nacional pues incluso hay personas que dan testimonio de que viven en otras ciudades, localidades o pueblos y acudían a verlo a la parroquia donde él estaba pues conocían su noble corazón que siempre está dispuesto a apoyar a los más pobres.
Hace poco, la Diócesis de Veracruz y los Caballeros de Colón le entregaron un reconocimiento al sacerdote, quien deja un legado en todas las personas que se cruzaron en su camino y a los que él transformó positivamente.
El padre Rafael decía que Dios es misericordia y que no es un policía pues siempre estaba dispuesto a perdonar las fallas de los pecadores.