
El Obispo de la Diócesis de Veracruz, Carlos Briseño Arch encabezó la procesión de cierre de fiestas de Cruz de mayo, el evento cultural y religioso más venerado de esta región.
La alcaldesa de Alvarado, Lizzette Álvarez Vera, invitó a ciudadanos y turistas a presenciar el cierre de fiestas de Cruces de mayo y precisó, que son siete cruces y cuyo cierre en el último domingo de mayo da por terminadas las fiestas de Alvarado.
Las Cruces de mayo es tal vez la más famosa fiesta popular en Alvarado y la que más visitantes atrae, las Cruces de mayo promueven la cultura del fandango y la algarabía con un profundo motivo religioso.
Como herencia española, esta fiesta tiene sus inicios desde tiempos de la Conquista. Los españoles que vivían en este puerto fueron muy adeptos a celebrar el día de la Santa Cruz y para festejar, rememoraban la liberación del pueblo español frente a los moros construyendo altares en forma de mezquita con tres cúpulas, y sobre ellas colocaban, muy adornada, la cruz.
Durante siglos esta tradición se afianzó en Alvarado, pero con la Guerra Cristera se perdió por completo. La gente tenía miedo de ser identificada como cristiana y ser castigada. Fue hasta los años 80′ que la Casa de la Cultura de Alvarado se coordinó con la parroquia para recuperar esta bella tradición. Se dedicaron a preguntar entre los mayores cómo se celebraba y comenzaron a promoverla. El pueblo de inmediato se volvió a apropiar de esta tradición y ahora es su fiesta religiosa más grande.
Según varios informantes, basándose en diferentes relatos verbales, combinado el recuerdo histórico con la leyenda y el mito, cuentan sobre el origen de la festividad de las cruces:
Hace muchos años precisamente, un día tres de mayo, una señora llamada Simeona, acompañada de otras dos, al ir a leñar al bosque, se le apareció la milagrosa cruz. Después, muy asombrada, fue al pueblo. De inmediato se reunió la gente.
Y rápidamente, tanto las autoridades civiles como el cura y otras gentes fueron al monte para ver la cruz aparecida. Varios albañiles y carpinteros de ribera levantaron la cruz y la llevaron hasta la orilla del pueblo. La gente decidió que se le haría un lugar especial, una ermita, a orilla del camino real; es decir, entre el bosque y el camino principal a la entrada de Alvarado.
Sobre la forma y estructura de aquella cruz maravillosa hay varias versiones, pero la más común, la que resume los detalles de las demás, dice que era de una madera oscura, casi prieta, fuerte, dura, de esas que no se pudren ni se dañan con el tiempo, parece que era de copite, o de corazón de cedro oscuro. Era pesada, como de dos metros y medio de alto, y del travesaño media como 1.60 metros de ancho, y era gruesa, cuadradita, como de unas ocho o nueve pulgadas por un lado y unas seis o siete pulgadas por el otro.
Una vez trasladada la cruz a orillas del camino real, la gente decidió hacerle un resguardo especial a un lado de ese camino y se eligió, precisamente, en un tramo del pueblo, que en aquellas épocas, quedaba en la mera orilla del poblado, de modo que se le hizo una especie de capillita de madera que la resguardara de la intemperie, era una ermita abierta, solo cubierta por la parte de atrás y con techo de teja, descubierta de los lados y del frente así todos podían mirar a la santa cruz tanto los que salían del pueblo como los que entraban en él.
Según los relatos al parecer la milagrosa cruz apareció después de 1850.
Con el hallazgo de la cruz, se instaura un nuevo espacio sagrado en Alvarado. Su culto y conmemoración quedaron limitados a una sola fecha: el tres de mayo, aunque con el tiempo paso de celebración de un día, a todos los domingos del quinto mes del año.
Ese lugar sagrado estuvo ubicado en una parte de lo que ahora es la calle Ignacio de la Llave, lugar en donde aun puede verse una pequeña hornacina que resguarda una cruz de mampostería de dimensiones mucho mas pequeñas que la original que sustituye a la antigua cruz de madera.
En ese sitio año con año, la cruz era objeto de ceremonial, ritual y fiesta. Se dice que había novena, rezos, rosarios, misas, fandango, comida, refrescos, cervezas, licores y baile, al respecto los informantes señalan que las mujeres arreglaban la ermita y a su alrededor, ponían tiras de pal, flores naturales, faroles, velas y veladoras. Y había muchos cohetes, las mujeres que les tocaban organizar la fiesta de la cruz, preparaban comida de varios tipos, hacían horchata y agua de aloja para darles de comer a todos los que cooperaron en todos los arreglos y detalles de la fiesta.
El agua de aloja era otra especie de horchata, estaba hecha a base de agua, masa de maíz, pimienta y miel o azúcar. Hoy ya no se hace; la hacia la gente pobre de antes en sustitución de la horchata que, antes, llevaba almendra y esta era muy cara.
Uno de los elementos fundamentales de la festividad de la Cruz de mayo era y sigue siendo, el fandango que, dentro de la fiesta global, esta representado por los músicos, cantantes y bailadores del son jarocho.
Sobre la fecha de la aparición maravillosa no hay acuerdo, alguno informantes dice que sucedió a mediados del siglo XVII, otros afirman que fue a mediados del siglo XVIII y otros mas señalan que el encuentro maravilloso con la cruz ocurrió a principios del siglo XIX. Y que fue a partir de alguna de esas fechas, cuando la Cruz de mayo comenzó a ser objeto de conmemoración, veneración y festejo por nosotros los alvaradeños.
Tampoco se sabe con precisión desde cuando la celebración de la Cruz de mayo paso de ser festividad de un día a ser una festividad mensual, cuya celebración se repite cada domingo de mayo; siendo el ultimo domingo de ese mes cuando se reúnen en la plaza 15 de Octubre, todas las cruces que se levantaron los domingos anteriores y ahí concluye la fiesta. Del mismo modo, no hay noticias desde cuando comenzaron a hacerse las alegóricas cruces colectivas por barrio o rumbo; es decir, no se sabe si fueron festividades paralelas a la fiesta de la cruz principal (la aparecida milagrosamente) o fue un festejo que se desprendió de aquella, tiempo después. Según informantes, en 1921 se escribió que los alvaradeños hacían cada domingo de mayo altares llamados cruces adornados profundamente, por lo tanto se puede decir que para este año ya existían estas estructuras que actualmente podemos observar. Y en cuanto a la forma de la estructura alegórica al altar de la cruz señalan que derivo o tuvo como fuente de inspiración original del altar del santísimo que se levantaba el jueves santo que eran parecidos a los que hoy se levantan los días 3 en el atrio de la Iglesia de la Santa Cruz un altar de pared con o sin cúpula de media naranja.