Leopoldo Tlaxalo
Un grupo de estudiantes universitarios se manifestaron en el boulevard Ruiz Cortínes en contra del aumento del pasaje y la inseguridad que también se ha incrementado en los últimos días pues han desaparecido jóvenes universitarios que hasta la fecha no han aparecido. La juventud de la zona conurbada Veracruz- Boca del Río se siente insegura en este Estado que no les garantiza que puedan regresar a casa sanos y salvos.
El aumento del pasaje les afecta porque ellos tienen destinada determinada cantidad semanal a diversos rubros y se desacompletan en sus gastos con el incremento. Hay ocasiones en que algunos estudiantes han tenido que elegir entre desayunar y comer bien o tomar un camión. Muchos cuentan que a veces se van a pie a sus casas pero esto es imposible en las noches pues se exponen a ser víctimas de la inseguridad. Tampoco se pueden ir a pie cuando las distancias son largas, pero con frecuencia sufren el maltrato de los choferes porque los estudiantes, rebeldes como es la juventud, se niegan a pagar los siete pesos y los conductores del transporte público amenazan con bajarlos de la unidad si no acceden a pagar los siete pesos. Los estudiantes que tienen que tomar el camión de la ruta Bolívar se quejan de que algunas unidades ya no respetan el costo del pasaje de estudiante después de las diez de la noche argumentando que a esa hora ya no debe haber estudiantes en las calles. Los universitarios desean que se respete la tarifa de seis pesos a adultos mayores y estudiantes pues las autoridades de Tránsito no han aprobado el aumento.
Los conductores de la ruta Bolívar se inconformaron porque pararon sus unidades y no los dejaron seguir circulando. Hubo momentos de tensión en los que se dio una discusión entre ambas partes, pero por fortuna no llegaron a las agresiones físicas. Los ruleteros se ponen en el lugar de los estudiantes quienes a duras penas tienen a veces para comer, cuanti menos para pagar un peso de más al transporte, pero ellos dicen: ‘son órdenes de mi patrón’ y de ahí no sacas a los choferes, quienes son obligados por los dueños de las unidades a cobrar siete pesos.