Desde 1994 apoyé a mis suegros en el local. Luego, al fallecer ellos, mi esposo y yo quedamos a cargo. Tras la muerte de mi esposo en 2014, asumí completamente la responsabilidad, pero desde entonces he enfrentado intentos de desalojo” relató.

“Estoy al corriente con mis pagos al IMSS, el SAT y otros impuestos. En 2016 incluso tuve que recurrir a un oficio notarial que certifica que soy la titular del local” señaló.

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