Arrecia guerra sucia contra Rosa María Hernández Espejo

Es un hecho que la guerra sucia va en aumento a pocos días de que se sepa quién será postulado como candidata o candidato de Morena a la alcaldía de Veracruz.

Rosa María Hernández Espejo irónicamente se convirtió en la contrincante más golpeada por sus dos principales adversarios -ambos priistas y de línea yunista- por ser precisamente la única de las aspirantes con raíces políticas de verdadera izquierda, no simuladora ni nada que se le parezca.

Por ir arriba en las preferencias de la auténtica militancia morenista, la quieren “bajar” por medio de una cruel y despiadada guerra sucia.

Quienes patrocinan esa guerra de lodo -muy similar a la que le enderezaron a Rocío Nahle- por muchos años fueron los dueños del poder y del dinero en los gobiernos priistas de Fidel Herrera y Javier Duarte de Ochoa, hoy preso por actos de corrupción.

Rosa María, ciertamente, no tiene el dinero que tienen Pepín Ruiz y Anilú Ingram para pagar encuestas ni espacios periodísticos, ni muchos menos para andar regalando dinero en las calles.

Ella, sin embargo, desde siempre ha sido una mujer de lucha y de trabajo sin descanso. Vive en su modesta casa del Coyol desde hace 40 años, no como los demás aspirantes que habitan sendas mansiones en la costosa Riviera Veracruzana.

Ella no ha tenido padrinos políticos en las altas esferas del poder que la impongan en cargos importantes, como ha sucedido, por ejemplo, con Anilú Ingram que nunca ha ganado una elección. Todos sus espacios en política han sido por la vía plurinominal y por la vía del dedazo priista.

Rosa María también desde siempre ha sido obradorista pura. Estuvo en el PRD con López Obrador y se mudó a Morena siguiendo a López Obrador.

Ha caminado y defendido los principios del obradorismo, no como los demás aspirantes que en sus tiempos de priistas atacaron sin piedad al movimiento que hoy gobierna el país, incluyendo Veracruz, en donde manda Rocío Nahle.

Faltan pocos días para que se defina el destino político-electoral de Veracruz Puerto.

Estamos seguros que quien tome la decisión lo hará con mucha sabiduría haciéndole justicia a la gente que ha caminado para lograr realmente la consolidación de la cuarta transformación que requiere México y Veracruz.

Los porteños y Veracruz lo merecen.

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