Nada personal ¿Exposición o expuestos?

Por: Jorge A. González

Un día, nuestra amiga Ivonne Moreno Uscanga, promotora cultural porteña, dijo en un discurso de algún evento cultural unas palabras que aún resuenan en mi interior. 

Gracias a nuestro amigo Jorge, periodistas, quien nos apoya y de quien respetamos sus observaciones y sus críticas acertadas. -Espero que esa concepción de un servidor continúe vigente en ella, porque el tema que abordaremos lo amerita.

Quedarme en silencio no es en mí una cualidad sobresaliente, sobre todo en estos momentos de corresponsabilidad social.

Respeto profundamente a la comunidad cultural, es más; he escrito sobre la importancia de la plástica porteña como identidad. No obstante, lo que nos ocupa hoy no es mi caso, es algo delicado, me parece, más allá de lo delicado.

Creo que tanto a la Fundación de los 500 años, Arena y Luna, así como a nuestra amiga Moreno Uscanga les hizo falta reflexionar sobre lo que ocurre en nuestro país. Es evidente que realizar una exposición presencial -en estos momentos- en el marco de San Sebastián, es un completo error.

Sí, hablamos de la figura representativa de la protección de las pestes en Veracruz que lo llevó a ser considerado Santo Patrono de la Ciudad. Estamos de acuerdo en que la exposición va con el tema de la pandemia, pero no con las circunstancias de seguridad sanitaria que se viven. Convocar a una exposición en estos momentos es como jugarte un volado, es irresponsabilidad y es falta de conciencia social.

Un artista va a inaugurar y ver su obra, y no va en solitario, va con su familia. Así se crean las aglomeraciones de personas, aunque sean en un templo religioso; nada te exime de este fatal virus. Ejemplo, el querido padre Victor Díaz Mendoza que se nos fue hace un par de días. 

Pensemos en 19 creadores juntos, si le añadimos como ejemplo mínimo a un acompañante, estamos hablando de casi 40 personas reunidas en un mismo lugar y en un mismo momento. El semáforo epidemiológico está en naranja para Veracruz y dicta que: “cines, museos, teatros, plazas públicas y espacios o áreas de culto podrán tener un aforo del 25 por ciento”.

Cálculos que nos dan como resultado que si se reúnen cuarenta personas en la exposición, de acuerdo con el color naranja, sólo deberían estar 10 personas presentes. Pensar positivo es bueno, pensar en que el arte debe revivir también es bueno, y pensar en que hay garantías para no contagiarse en esa exposición: ¿La hay? Nadie lo sabe, ni los organizadores, ni los responsables del espacio, ni los participantes. 

El 80% de los creadores participantes son adultos, en edades completamente vulnerables ante el virus. La observación no lleva tintes personales ni contra ningún participante, al contrario, es la preocupación por la seguridad de cada uno, a quienes se les respeta su decisión de asistir. Estamos en un país libre de hacer lo que se nos plazca, pero también podemos apelar a la mesura. 

Lo que me llama la atención es que en la invitación el tema pasa inadvertido, ni siquiera se exhorta a llevar cubrebocas, si el lugar tendrá gel antibacterial o habrá tapetes sanitizantes. Veracruz Estado está a un paso de regresar a semáforo rojo epidemiológico, y esto se debe justamente a la irresponsabilidad ciudadana.

En México país, existen hoy 1,630,258 casos confirmados acumulados, 140,241 decesos. No obstante, en las últimas 24 horas se integraron 20,523 contagios nuevos y 1,219 muertes.

Con información del gobierno federal la Ciudad de México, el Estado de México, Jalisco, Veracruz, Puebla, Baja California, Guanajuato, Nuevo León, Coahuila y Sonora se ubican como las 10 entidades que han registrado el mayor número de defunciones y que en conjunto representan más de la mitad (63.1%) de todas las del país.

En el Estado de Veracruz existe 46,518 personas contagiadas, y hasta el momento se han contabilizado 6, 696 defunciones. Si nos vamos a los números locales, recordemos que el municipio de Veracruz entró como parte del decreto emitido por el gobernador de movilidad limitada del 14 al 17 de enero. 

La municipalidad porteña posee 1,284 casos sospechosos, 9,727 casos confirmados y 1,199 defunciones. Con total honestidad no se le desea a ninguna persona contagiarse de este virus, es la razón de esta columna: la concientización.

Se trata de un virus nuevo que puede pasar por un organismo sin síntomas, por un cuadro que pueden ser leve, grave y muy grave. El COVID-19 es un virus que mata como un asesino cruel, te asfixia hasta el último aliento y te mantiene solitario hasta que falleces sin ningún familiar que te tome de la mano. Nadie está preparado para el daño físico y psicológico de los estragos del virus.

Y quizá algunos estén preparados para el gasto que implica contraerlo, la mayoría no. Es un secreto a voces que la capacidad hospitalaria está rebasada en el Estado. Que los pacientes llegan y se acumulan en urgencias, hasta que se desocupe una cama es cuando el paciente es atendido en las condiciones que sean. Y estamos hablando únicamente de los hospitales públicos.

Ahora bien, la situación es catastrófica en los hospitales privados. El más barato cuesta 100 mil pesos de deposito con 20 mil pesos diarios corriendo, mientras que el más caro son 200 mil pesos de deposito con 30 mil pesos diarios corriendo.

La pregunta es. ¿Todos estamos preparados para vivir este calvario? ¿Usted lo está? O desea regresar a su casa con una oxigenación abajo de lo 90% que seguirá disminuyendo y que requiere tanque de oxígeno, y que cada vez están por las nubes.

Si usted demora más de una semana sin atención médica, creyendo que en su casa mejorará, temo decirle que no es así. Usted se pondrá peor, y cuando ya no pueda respirar, tendrá que acudir a un hospital, para entonces, tendrá que decidir por sobre lo que ya comentamos.

El anuncio de la llegada de las vacunas hizo pensar a muchos en la salvación. Pero la confusión es que las vacunas no son para curar, las vacunas son para proteger y prevenir del contagio del virus. Un paciente de COVID-19 no se va a curar si se le aplica la vacuna, pensar eso es un error.

La vacuna es para gente sana como factor preventivo, y para quienes sobrevivieron para evitar reinfecciones, no obstante cura no existe. Me parece que la fecha de San Sebastián seguirá vigente con el tiempo, la celebración no se va a ir ni va a desaparecer por uno o dos años que no se celebre de manera presencial.

También sabemos del esfuerzo, la dedicación y quién rescató la fecha y la ligó a la plástica para lograr un resultado extraordinario, recobrar la historia e impulsar la producción de arte: lo tenemos presente Ivonne Moreno Uscanga.

Así que, leída esta columna y surgían juicios válidos todos y respetables deben saber algo. Lo que escribo hoy es sin afán de ofender, molestar, sin dolo e intereses; lejos de maldad y de mala intención.

Al contrario, conozco a Ivonne Moreno y a todos los participantes, y hago la observación porque es evidente que -en este momento- no hay las condiciones adecuadas para convocar a una exposición colectiva. Creo que la salud de cada uno de los artistas y los organizadores valen más que una fecha y un momento agradable. Esa es la reflexión principal de esta columna: el cuidado de la salud de la comunidad cultural. 
Pd. Y como dice el escritor Miguel Ramírez, en su libro “Los cuatro acuerdos”, nunca te tomes nada personal.

Nos leemos hasta la próxima

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